Christine Nöstlinger:
(Información sacada y copiada tal cual de Wikipedia)
Nació
en Viena (Vic) y estudió en la Academia de Bellas Artes de su ciudad natal.
Empezó a colaborar en periódicos y en la radio en temas de educación, y así
entra en contacto con autores de libros infantiles, que la animan a escribir.
Su primera publicación fue Los chicos del sótano mágico (1971); al año
siguiente obtuvo el Deutscher Jugendbuchpreis (Mejor Libro Infantil publicado
en Alemania) por Me importa un pepino el rey Comino. Se produjo una cierta
polémica, que no ha remitido, con esta autora, porque su ideología claramente
liberal y muy progresista chocaba (y choca) con la sociedad a la que dirige sus
libros. Sus puntos de vista sobre las relaciones familiares, la escuela y la
educación, las relaciones entre jóvenes —desde la amistad al erotismo—, la
marginación y la intolerancia, la liberación de la mujer son temas que todavía
hay educadores que consideran que no son adecuados para jóvenes lectores. Sin
embargo, nadie discute sus cualidades literarias, ni su papel innovador en la
tendencia realista de la literatura infantil, que en sus manos se convierte en
realismo crítico, con influencias claras de Thomas Mann; por lo tanto, en esta
autora se ve muy claro cómo el Bildungsroman se transforma en cuento de
iniciación. Ahora bien, su lenguaje es sencillo, lleno de humor y ternura, con
el fin de atraer y atrapar a los lectores. Entre
las obras que siguieron figuran: Un marido para mamá (1972), ¡Qué asco! (1973),
Pepito (1975), Lollipop (1976) y, por fin, Konrad, o el niño que salió de una
lata de conservas (1977), el libro en el que se funden casi todas las
características arriba apuntadas y que supuso su reconocimiento en muchos otros
países. Posteriormente publicó (lleva más de setenta editados): Mi amigo
Lucki-Live (1978), Una historia familiar (1981), Filo entra en acción (1982),
Gretchen se preocupa (1983), Querida Susi, querido Paul (1984) y Olfato de
detective (1992). En
1984, le fue concedido el Premio Andersen por el conjunto de su obra.
Opinión personal sobre: Konrad o el niño que salió de una lata de conservas
Como
este año me he propuesto el reto de leer 50 libros y existe un reto por
criterio en los libros a leer, como por ejemplo, un libro de tu infancia, pues
me decidí por este.
No
le tenía pero le conseguí de segunda mano. Cosa que ya de primeras me pareció
genial porque le suma valor en sí. Una edición nueva, para mí, hubiese tenido
menos encanto. Además, he visto por Internet que la portada ya no es la misma
que aquella del libro que leí en la biblioteca de mi colegio y que es la que
tiene el que ahora tengo.
Debo
decir que si no del todo, recordaba casi todo lo que iba leyendo.
¡Qué
grato momento he pasado leyéndolo!
Y
aunque sea un libro infantil, no le falta de nada. Hay amistad, amor,
“tragedia”, humor, suspense…
Quien
no lo conociese, de entraba, puede pensar en lo curioso del título, pero es
justo lo que pone lo que ocurre en la historia. Konrad “nace” de una lata de
conservas. Es un niño muy educado y perfecto que se ve, por error, en la vida
de una señora caótica y con una visión del Mundo peculiar y divertido, la
señora Bartolotti.
A
mí me encanta la señora Bartolotti, creo que con más señoras así el Mundo sería
un mejor lugar para vivir.
Ella
no piensa en qué dirán los demás, actúa por instinto, al momento y con corazón.
No le gusta la hipocresía, no se caya ni una.
Y
cuando tiene que defender lo que quiere, a Konrad (al que empieza a querer nada
más “nacer”) lo hará “con uñas y dientes”.
Konrad
es un niño tan educado que nos puede parecer un poco insulso, pero cuando tiene
que poner de su parte porque no se le lleven, descubriremos un Konrad que puede
llegar a convertirse en un niño casi normal (o lo que consideramos normal).
Hay
dos personajes secundarios que os diré que aportan, también, su gracia al
relato.
En
el final de la historia sólo quieres que todo salga bien (aunque sepas que así
será) porque esta inusual pareja no deben separarse jamás.Se
lo recomiendo a quien quiera pasar un rato agradable, divertido y volver un
poco a esos años de inocencia que tantas veces añoramos.
Opinión personal sobre: Me importa un comino el rey Pepino
Este
libro lo leí hace unos años y decidí releerlo al darme cuenta (antes no me
había fijado) de que era obra de la misma escritora de Konrad o en niño que salió de
una lata de conservas. Libro que releí, también, hace unos días y me
pareció muy divertido.
Centrándome
en el que reseño, decir que es un libro fresco con una historia increíble pero
a la vez de lo más normal por la sencillez en que los personajes viven la
experiencia de encontrar en su casa nada más y nada menos que a un auténtico
rey, aunque sea un pepino.
El rey les pide asilo ya que sus súbditos se han sublevado.
No es de extrañar cuando descubres lo egoísta y engreído que es.
Además de ser un pesado de cuidado con sus manías y estar
en todo momento cotilleando lo que hace la familia, lo cual les crea una serie
de conflictos.
El único miembro que le soporta es el padre. Que se
dedicará más al cuidado del rey Pepino que de su propia familia. Por lo que los
demás se unirán para acabar con dicha situación.
Una de las cosas que más me gustó es la buena relación
que tiene Wolfgang, uno de los hijos y quien nos cuenta la historia, con su
hermana Martina.
Y lo claro que es el abuelo a la hora de que se hagan
saber sus opiniones.
Por los dos libros que he leído de esta autora me da la
sensación de que es una persona a la que no le gusta callarse nada. Y, aunque
con cuidado porque es un libro infantil- juvenil, dice las cosas como son.
Resumiendo, la historia fluye y se lee en una tarde, es
entretenida y nada convencional por lo que es ideal para una tarde en la que
uno quiera leer algo para no complicarse y que te deje una sonrisa en la cara.
Anécdota: no recordaba lo divertido que es leer con dibujos en las páginas.