domingo, 28 de agosto de 2022

Cuéntame un cuento


1

Mimi miraba la lluvia a través de la ventana. Siempre le ha encantado su sonido y su olor. Miraba atenta, tan atenta que se sorprendió al ver que las gotas de lluvia no parecían estar hechas de agua. Más bien eran unos seres diminutos. Tan transparentes como definidos. Con ojitos brillantes y de mirada inteligente. Pero, ¿eran reales?, ¿estaba delirando? 
Se frotó los ojos y los abrió y cerró varias veces. 
Ahí seguían, tan imposibles como reales.
¿Debería ir a decírselo a mamá o a papá? 
Sentía curiosidad por abrir la ventana y poner su mano. ¿Podría tocar alguno?
Como si de un gato se tratase, su curiosidad le pudo.
Abrió despacio, no quería asustarlos.
Sacó la mano y la abrió.
¿Qué creéis que sucedió?

2

Los seres notaron que ella era especial. Una mezcla entre ternura, sensibilidad, generosidad y empatía.
Sabían que no les haría daño.
Se juntaron todos creando una bola, no más grande que una pelota de tenis. 
Se acercaron a su mano y allí se posaron.
Ahora, de cerca, Mimi apreciaba cada detalle de estas extrañas criaturas.
Tenían cuerpos ovalados, sus brazos y piernas se juntaban para crear esa pelota.
No iban vestidos pero no se veían desnudos.
Tenían bocas en forma de corazón y no tenían orejas.
Los ojos, que había apreciado antes, variaban en colores. Colores que, ¿cómo era posible? Nunca los había visto antes.
Notaba sus latidos acelerados y pensaba: ¿hablarían? ¿Podrían comunicarse?

3

Los seres se separaron y, organizados ahora en filas, se quedaron mirando a la niña.
Mimi se quedó callada, expectante y, cuando se disponía a decir algo, uno de ellos se adelantó y, ¡sí! Habló - Estamos encantados de conocerte. Eres la primera persona que ha logrado vernos. Nacemos en las nubes y nos camuflamos con las gotas de lluvia. 
Una vez tocamos la tierra, nos adentramos en ella. 
Es ahí donde comienza todo. Vivimos allí pero salimos al exterior. ¡Tenemos grandes tareas!
Movemos el agua a las raíces a las que la lluvia no llegó.
Ayudamos a insectos atrapados entre las piedras.
Hablamos a las flores para animarlas a abrir sus pétalos.
Vigilamos a las crisálidas para que nada les dañe hasta que sean mariposas.
Curamos las alas de los pájaros que cayeron del nido... - se quedó en silencio sin más y se colocó en una de las filas.
Mimi, a pesar de todo lo que le acababan de contar, tenía muchas preguntas que hacerles. Aún así, optó por callar.

4

El silencio duró poco.
Un trueno les anunciaba que la suave lluvia pronto sería tormenta.
A Mimi las tormentas no le asustaban. 
Al contrario que a sus nuevos amigos.
Ya no estaban en filas, se habían vuelto a juntar y ya no se veían transparentes.
Ya no parecían una bola de cristal.
Se veían grises y apagados.
Mimi no pudo reprimirse más -¿Por qué estáis así? ¿Os asusta la tormenta?
No hubo respuestas.

Relámpago
Trueno
Relámpago

Mimi cerró los ojos un segundo.
La bola gris ya no estaba en su mano.
Unos pasos sonaron a su espalda.
-¿Qué haces con la ventana abierta? Te estás empapando. - su mamá acababa de entrar en su habitación.
-Estaba mirando a... - no supo como continuar.
-Sé que te gusta mirar la lluvia. Pero ahora mismo llueve muy fuerte, te estabas mojando y no quiero que te enfríes.
La niña no dijo nada más. Fue hacia su escritorio, sacó del cajón su cuaderno verde y pinturas.
Su mamá le dio un beso en la frente y la dejó dibujando.

Final

Mientras dibujaba, de reojo, miraba la ventana.
La tormenta ya no dejaba apreciar las gotas y no se veía rastro de los seres.
Concentrada cogió un lápiz.
Pensativa y dubitativa.
¿Volverían a visitarla? ¿Qué eran realmente?
La tarde tocaba a su fin y pronto tendría que ir a cenar.
¿Haría bien en contárselo a sus padres?
¿La creerían? No porque ella fuese una mentirosa. Si no porque tenía una gran imaginación.
En una ocasión, ya les relató aquello de las hormigas que le escondían los ositos de gominola. 
O como otra vez, cuando las flores de mimosa dejaron de ser amarillas para volverse multicolor...
Decidió que la próxima vez que lloviese les diría que mirasen con ella la lluvia. Solo deseaba que eso ocurriese lo antes posible.
La llamaron para poner los cubiertos.
Dejó el cuaderno abierto.
Lo que había dibujado fue lo siguiente:




Reflexión

Quizá solo lo imaginó... O quizá solo las personas especiales logran ver lo que otros no.

Nota

El motivo de que este cuento no tenga un título es que cada uno invente el que le guste más.

                                   Tamara SG-Q
                          






viernes, 25 de febrero de 2022

La vida es cambio


Vivir es cambiar.
Vivir implica que haya cambios, es más, sin ellos no habría vida.
Primero naces y cambias mientras creces.
Cambias de gustos, cambias de aficiones y así cambios y cambios.
Algunos son elegidos, otros inesperados, los hay ingratos y duros... Cambios que te golpean y duelen por dentro.
Pero de todos, podemos ir aprendiendo.
Y el mejor de los cambios es aquel que hacemos por y para nosotros mismos. El cambio para estar bien. Y no depende de como se muevan las aguas a nuestro alrededor, solo de como nos mantengamos en ellas.
Y si estamos solo a flote mientras no podamos hacer más, cambiar nuestra forma de sentirnos.
No mirar hacía abajo, las profundidades asustan, no nos dejan ver el final. Tampoco, querer tocar tierra antes de tiempo. Saber que, tarde o temprano, cambiará, sucederá.
Al fin, la vida es cambio...