No pido que me bajen la luna.
Me basta con mirarla juntos. Incluso, en la distancia, podemos mirarla a la vez.
No necesito tocar el cielo.
Me llena contemplar el amanecer, el atardecer o mirar las estrellas. Buscar formas en las nubes.
No quiero que me regalen flores.
Amo verlas vivas en un jardín, un bosque o en las macetas de los balcones.
No importa si nos cae una tormenta.
El agua limpia, refresca y es vida.
Y si la tormenta no es de agua...
La vida nos enseñará algo.
No es necesario que pienses lo mismo que yo.
Discutamos para aprender.
No pediré permiso.
Soy libre.
Y sí, diré sí a todo aquello que me de paz.